

Su orografía, con perfiles vertiginosos, de estrechos valles encajonados entre laderas que, en algunos casos rozan la verticalidad y, coronadas por una sucesión de cumbres notables como las de Pía Páxaro, Montouto, A Cabra y Formigueiros, con 1.643 m., que es su cota máxima.
El Caurel presenta grandes contrastes climáticos, con veranos suaves e inviernos húmedos y fríos, dado que las diferencias de altitud entre cumbres y valles llegan a ser de 1.000 m.
La base geológica del Caurel es la pizarra, pero se pueden encontrar zonas con cuarcitas y calizas.
Esta comarca fue de gran importancia en la época de la dominación romana, en la que se explotó el oro, el hierro y el antimonio que encerraban sus montes. Hoy en día el principal recurso minero son las canteras de pizarra (louseiras), que son el medio de vida de muchas familias, a pesar de originar graves problemas ecológicos, con la degradación del paisaje y los vertidos que contaminan el río.
Su ubicación, en las Sierras Orientales, condicionó los asentamientos humanos. Su difícil y accidentada orografía imposibilitó el establecimiento de una buena red de comunicaciones; por todo ello, el medio rural sufrió desde hace años un grave proceso de despoblamiento y envejecimiento, que conlleva serias repercusiones ambientales, sociales y culturales.
A lo largo del siglo XX sufrió una importante despoblación, que iniciaba con 6.413 vecinos, cifra que osciló hasta la década de los años cuarenta en la que sufrió un descenso que no se detuvo hasta cuarenta años más tarde.
El accidentado relieve salvaguardó a toda la comarca de muchos avatares históricos.
Aún así, el viajero que se acerque a estas tierras encontrará testimonios prehistóricos como son los castros de Vilar y Megoxe y las cuevas rupestres do Oso en Moreda.
De época romana se conservan abundantes asentamientos relacionados con la extracción aurífera, además de los hallazgos de Torre Cabreira y Monte Cido. La riqueza minera de esta zona fue explotada por los romanos, ayudándose de sofisticadas obras de ingeniería (ruina montium).
Estas minas a cielo abierto, excavadas en la montaña, necesitaban del agua de estos cauces fluviales para el proceso de arranque, arrastre y lavado del material, por lo que son numerosos los canales excavados en el monte para facilitar su transporte hasta la explotación.
Entre las minas más importantes se encuentran las de Torubio Oeste, en la parroquia de Esperante, y la Mina da Toca, en la de Seoane.
De época medieval subsisten templos, caseríos y ruinas de fortalezas como el castillo de Carbedo, cerca del pueblo del mismo nombre. Sin embargo, el hecho histórico más reseñable del municipio se centra en el refugio que los monjes de Samos, en pago a los muchos favores recibidos por D. Fruela, prestaron al hijo de éste, Alfonso El Casto, para protegerlo de las iras de su tío D. Aurelio, que ocupaba el trono. Buscando los monjes el mejor modo de protegerle, eligieron el lugar de Sobredo en la parroquia de Santa María de Folgoso. El futuro rey (desde finales del siglo VIII hasta principios del IX) recibió sus primeros estudios en la iglesia monasterial de Visonia, la actual Visuña.


El verdadero eje del Caurel es el río Lor, del que las fuentes están en el Cebreiro (Fonlor), sobre los 1100 m. de altitud y sale del término por debajo de los 400. Aquí conviven una gran variedad de ecosistemas, lo que lo convierte en uno de los lugares ecológicamente mas ricos en diversidad tanto animal como vegetal, siendo la Devesa de Rugueira, en la sierra del Caurel, la reserva botánica de Galicia.
El Lor conflúye con el Sil a la altura de Ambasmestas, después de desarrollar un recorrido de 50 Km., de los que más de la mitad pertenecen al Caurel. La cabecera de su nacimiento adquiere cierta amplitud al unírsele afluentes que llegan de manera perpendicular al río y forman valles recogidos de sección en V. Son los ríos Romeor (Río Maior) y el Pequeno, Carballido, Laruda, Redoresta y los arroyos de Vilela y A Regueira.
A partir de Seoane el valle del Lor se hace estrecho y sus afluentes son menos numerosos pero mas largos, como el Rego da Veiga, que pasa cerca de Ferreirós, y el Lóuzara, el mas importante de toda la cuenca.

Esta riqueza arbórea alberga todo un elenco faunístico: lobos, zorros, jabalíes, tejones, martas, jinetas, armiños, diversas aves migratorias y otras que colonizan medios menos boscosos, como la perdiz roja o el búho real, entre otros. De interés piscícola son la trucha común y las anguilas y, cinegéticamente, el conejo, la liebre, el corzo y, sobre todo, el jabalí.
Después de este repaso de la información que nosotros mismos íbamos dando a nuestros compañeros a lo largo de la ruta, voy a hacer un resumen de nuestro paso por el Caurel el pasado 15 y 16 de mayo.
El jueves cuando llegamos dejamos las cosas en los bungalós y comenzamos la ruta que nos llevo sobre 7 horas, por la mañana fuimos todos juntos desde donde nos dejo el bus, empezamos subiendo hasta llegar a un punto desde el que podíamos ver el trayecto que llevábamos hecho y por el que íbamos a ir, después fue todo bajada, la cuál fue mucho más cansada que subir, después de una larga caminata hicimos un descanso para comer, después del cuál Eduardo, Alba y yo nos separamos del resto del grupo para ir por una ruta más fácil.
Al llegar a Seoane, donde nos alojábamos fuimos a darnos un baño al río, que por cierto el agua creo que estaba más caliente que en la ducha...
Después nos dejaron tiempo para descansar o visitar el pueblo hasta la hora de cenar, después de la cuál realizamos varios juegos nocturnos muy entretenidos y demostramos que somos incapaces de llegar a 30 sin equivocarnos en el juego del "bam bam" el año que viene vamos a tener difícil el aprobado en juegos colectivos jaja.
Tras una noche un poco corta desayunamos y comenzamos otra ruta en la que también hacíamos paradas para recibir información de lo que íbamos viendo y al llegar al camping comimos y nos cambiamos para volver a Lugo.
Con esta excursión al Caurel sumamos otra muy buena experiencia de este primer año de TSAFD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario